"La mitad de los casos de trastorno bipolar ya están presentes durante la adolescencia, aunque el reconocimiento clínico sea difícil y se demore el tratamiento adecuado". Así lo puso de manifiesto Carmen Moreno, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón de Madrid e investigadora del CIBERSAM, en el Simposio Internacional 'El trastorno bipolar, la enfermedad de las emociones, en el siglo XXI' celebrado el pasado 4 de octubre en la Fundación Ramón Areces en Madrid organizado por esta institución en colaboración con el CIBERSAM. Este simposio reunió a expertos en psiquiatría para analizar el estado de la investigación de esta patología.
El trastorno bipolar es una enfermedad psiquiátrica que afecta al 2% de la población y que se caracteriza por oscilaciones bruscas en el estado de ánimo, con periodos de depresión que alternan con otros de euforia y activación nerviosa. Sobre la dificultad de ese diagnóstico habló uno de los coordinadores de este encuentro científico, Jerónimo Saiz Ruiz, jefe de grupo del CIBERSAM y jefe de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal: "A pesar de tener unas formas de expresión tan típicas, espectaculares y patentes, la mayor parte de las veces se llega al diagnóstico, y por tanto al tratamiento, con gran retraso (cercano a los diez años de media, desde la aparición de los primeros síntomas) lo que empeora el pronóstico, del mismo modo que lo hacen las complicaciones, como patología asociada somática y/o psíquica o el abuso de alcohol o drogas". Añadió este doctor que "el trastorno bipolar, una de las enfermedades psiquiátricas más graves, puede sin embargo ser compatible con un desarrollo personal satisfactorio y normal, gracias a la ayuda de los recursos terapéuticos disponibles y a un régimen de vida adecuado". A juicio de José Manuel Montes, del Hospital Universitario Ramón y Cajal y del CIBERSAM, "el diagnóstico del trastorno bipolar desgraciadamente se retrasa por las diferentes y complejas presentaciones clínicas del mismo. Esta diferencia en la clínica exige también un plan de tratamiento individualizado", apuntó.
Para Eduard Vieta, también coordinador del simposio, subdirector científico del CIBERSAM y psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona, "el siglo XXI será el siglo de la medicina personalizada, lo que en salud mental equivale a la psiquiatría de precisión. Su mayor exponente son los avances que se están produciendo en el manejo del trastorno bipolar", añadió. En este sentido, Anabel Martínez-Arán, experta en este trastorno también en el Clínic de Barcelona e investigadora del CIBERSAM, añadió que "las intervenciones psicológicas permiten mejorar el funcionamiento, la calidad de vida y el bienestar de las personas que padecen un trastorno bipolar". "La innovación en este área es un objetivo prioritario y se requieren terapias específicas para garantizar una mayor eficiencia", reclamó.
La doctora Ana González-Pinto, del Hospital Universitario Araba y del CIBERSAM, apuntó a "la banalización del consumo de cannabis" como uno de los factores que "perjudican a los adolescentes en riesgo de enfermedad mental". "Afortunadamente, hay esperanza", añadió. Sobre la relación del trastorno bipolar con el consumo de drogas habló también la doctora Dina Popovic, experta del Sheba Medical Center de Tel Aviv e investigadora del CIBERSAM: "Las personas afectas de trastorno bipolar con abuso concomitante de alcohol o drogas presentan síntomas más persistentes, graves y resistentes al tratamiento. Sin embargo, se está haciendo un progreso constante en la investigación de nuevas opciones de tratamiento y la optimización de los ya existentes". Por su parte, el psiquiatra alemán Heinz Grunze aportó un dato muy preocupante: "En torno al 60% de los afectados por el trastorno bipolar abusan de drogas y en torno al 15 y el 20% acaban suicidándose". "Los genes y los factores medioambientales determinan y moldean la evolución y características de la enfermedad en cada caso", concluyó.
Para Guillermo Lahera, de la Universidad de Alcalá y del CIBERSAM, "una proporción de pacientes con trastorno bipolar presenta un déficit cognitivo que acarrea dificultades en su día a día". "Sin embargo, existe una marcada variabilidad en este trastorno, donde también se encuentran personas creativas y con habilidades de liderazgo", concluyó.