Un grupo de científicos del CIBEROBN liderados por la Dra. Dolores Corella, ha coordinado un estudio internacional en el que se ha demostrado que la ingesta de leche y sus derivados no se asocia con un incremento del riesgo cardiovascular en poblaciones mediterráneas y americanas. En Estados Unidos, este estudio ha estado dirigido por el Dr. Ordovás del Human Nutrition Research Center on Aging en Boston con la importante colaboración de la Dra. Caren Smith del mismo centro.
Hasta el momento, en distintos estudios se habían obtenido resultados contradictorios respecto de la posible asociación de la leche y sus derivados con el riesgo cardiovascular. Por ello, se hacía urgente introducir en las investigaciones datos más fiables sobre el consumo real de leche, puesto que la mayoría de los trabajos fiaban este dato de consumo a cuestionarios o entrevistas personales con los pacientes, donde el sesgo del recuerdo puede conllevar errores en las medidas de consumo.
La principal novedad del estudio que acaba de publicar la revista Nature (Scientific Reports) radica en la utilización, además de los cuestionarios, de un biomarcador del consumo de leche, lo que proporciona un dato más objetivo para medir la ingesta. “El uso en los estudios epidemiológicos de los biomarcadores nutricionales pueden proporcionar una herramienta de estimación objetiva del consumo alimentario y actualmente se está intensificando la investigación para encontrar nuevos biomarcadores de ingesta de distintos alimentos, explica la doctora Dolores Corella, investigadora del CIBEROBN. Los biomarcadores genéticos de la ingesta de alimentos que se están analizando, son, polimorfismos de nucleótido único (SNPs) que, a través de distintos mecanismos, determinan la ingesta de alimentos y se emplean como indicadores del alimento consumido. Los estudios empleando estos biomarcadores se denominan “Estudios de randomización mendeliana” y se están incorporando a la investigación nutricional para disminuir sesgos.
Otros estudios recientes en la misma línea, como por ejemplo el realizado en población danesa, han utilizado como biomarcador del consumo de leche el polimorfismo MCM6-rs4988235. Sin embargo, aunque este biomarcador se asocia muy bien con el de leche en poblaciones del norte de Europa, no funciona bien para poblaciones de otros orígenes y era necesario profundizar en la búsqueda de mejores biomarcadores para la población Mediterránea y otras poblaciones como las participantes en este estudio.
En esta nueva investigación, los científicos han descrito por primera vez que un polimorfismo en el gen MCM6 (MCM6-rs3754686 SNP), que ya había sido identificado como un marcador de la tolerancia a la lactosa, se asocia fuertemente con el consumo de leche en población europea mediterránea y en población tanto blanca como afroamericana e hispana de EEUU. “Hemos demostrado por primera vez una asociación entre el MCM6-rs3754686 SNP y la ingesta del lácteos, específicamente leche, en todas las poblaciones analizadas. Además, en el estudio PREDIMED realizado en más de 7000 personas de las que se dispone de datos de consumo de alimentos cada año, este nuevo biomarcador se asociaba significativamente con el consumo de lácteos cada año investigador, durante un período de 5 años”, explicó la investigadora.
Además, los resultados sugirieron algunas diferencias entre sexos, siendo aún mayor el efecto de la asociación entre este marcador genético y la ingesta de leche en mujeres. En este sentido, la presencia del alelo T del mismo se relacionó con un consumo aún mayor de lácteos en mujeres, quedando por determinar si ello responde a un mecanismo biológico o refleja una mejor respuesta en los cuestionarios.
En el marco de este trabajo se han analizado los datos de más de 20.000 pacientes de varias cohortes europeas y de Estados Unidos: Boston Puerto Rican Health Study (BPRHS), Genetics of Lipid Lowering Drugs and Diet Network (GOLDN), Prevención con Dieta Mediterránea (PREDIMED) y Women Health Initiative Study (WHI).
Al analizar la asociación de la presencia de este marcador genético (como medida más objetiva) y, por tanto, de un mayor consumo de lácteos, con la incidencia de los factores de riesgo cardiovascular, no se encontró ninguna relación significativa. Es decir, el consumo de leche (medido a través de este biomarcador) no está asociado con un incremento de los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa para los que estudios previos habían dado resultados contradictorios. Al analizar el consumo de leche directamente tampoco se encontró ninguna asociación.
Pero además, se realizó un análisis de subgrupos, y en mujeres, la presencia del alelo T, que conllevaba un consumo aún mayor de leche y lácteos, se relacionó con unas cifras más bajas de glucosa en ayunas en el análisis combinado de todas las poblaciones. Este dato, en línea con las conclusiones de estudios anteriores, apoya la hipótesis de que una mayor ingesta de leche o productos lácteos podría estar asociada a un menor riesgo de sufrir diabetes tipo 2.
Por otra parte, y en línea con los resultados generales del estudio para los factores de riesgo cardiovascular, en los análisis llevados a cabo en población española mediterránea en el marco del ensayo PREDIMED (analizando más de 7000 participantes) y registrando la incidencia de enfermedad cardiovascular y defunciones, se ha concluido también que al analizar la población en su conjunto no hay asociación ni del consumo de leche ni del biomarcador genético con la incidencia de enfermedad cardiovascular ni con la mortalidad por todas las causas.