El trastorno bipolar, el suicidio y la depresión, la esquizofrenia y el autismo son los principales desafíos para la investigación en salud mental en el siglo XXI y como tales centran el programa del III Encuentro entre Investigadores en Salud Mental, Pacientes y Familiares que organiza conjuntamente el CIBERSAM, la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) y Mundo Bipolar. El Encuentro tuvo lugar - el 28 de noviembre- en la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III.
Este encuentro, patrocinado por Lundbeck, está orientado a favorecer un debate tras las ponencias de investigadores y representantes de asociaciones de pacientes sobre la situación actual de la investigación en Salud Mental y los pasos a seguir para avanzar en el conocimiento de las enfermedades mentales.
“Los temas escogidos en esta edición engloban tanto las enfermedades mentales más graves (trastorno bipolar, depresión y esquizofrenia) como otros problemas menos difundidos como el trastorno del espectro autista o el suicidio pero no por ello menos importantes. Sobre todo si tenemos presente, por ejemplo, que la conducta suicida es responsable de 10 muertes diarias como media en España”, indica Jerónimo Saiz, investigador del CIBERSAM en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid y uno de los coordinadores de este encuentro.
Jerónimo Saiz destaca además la importancia de este encuentro ya que permite acercar la investigación en salud mental tanto a los pacientes como a sus familias. “La investigación en salud mental es una necesidad para mejorar los conocimientos y tratamientos y una responsabilidad compartida entre profesionales, pacientes y familiares. Y así lo percibimos todos los agentes implicados”, explica. “Este encuentro nos permite conocer de primera mano su forma de ver esta realidad y conocer las dificultades con las que se encuentran, por ejemplo, a la hora de participar en un estudio o ensayo clínico. Por ello, consideramos clave hacer partícipes a los pacientes de la toma de decisiones a la hora de investigar e implementar tratamientos de salud mental con el objetivo de mejorar su asistencia”, concluye.
Por su parte, José Manuel Montes, coordinador también del encuentro destaca el éxito de las dos ediciones previas del mismo, subrayando la necesidad de mantener reuniones de este tipo para favorecer el denominado “empoderamiento” de los pacientes con problemas de salud mental.
En lo referente al trastorno bipolar, Jerónimo Saiz, destaca que el trastorno bipolar es una de las áreas de investigación más productivas de CIBERSAM, fiel a su compromiso de buscar solución a las enfermedades más frecuentes y discapacitantes.
Para conseguir comprender las causas del trastorno bipolar y buscar tratamientos más seguros y eficaces, que permitan a los pacientes y a sus familias llevar una vida normal, los investigadores de CIBERSAM han realizado, a lo largo de los últimos 9 años, estudios ambiciosos que han dado lugar a importantes avances. Se han publicado 407 artículos científicos que han permitido analizar a fondo la genética, la neurobiología, la neuroimagen y los cambios cerebrales que comporta la enfermedad, y se han ensayado nuevos tratamientos farmacológicos y psicológicos.
“Se avanza no sólo en terapias, sino también en prevención, buscando la detección precoz en niños y adolescentes. Se prueban nuevos fármacos, nuevas terapias, y técnicas de estimulación cerebral, siempre con la cooperación de las personas afectadas, y con el máximo respeto a las normas éticas y al sufrimiento personal”, afirma José Manuel Montes.
Por su parte, el coordinador del Programa de Investigación en Depresión del CIBERSAM, Víctor Pérez Solá, resalta que la depresión es una enfermedad cerebral grave que afecta a unos 6 millones de personas en España y cuya incidencia está aumentando en las últimas décadas. “Se trata de la segunda causa de discapacidad en el mundo y una patología que influye de manera clave en el suicidio, que es la segunda causa de muerte en población joven” quien continúa afirmando que la sintomatología depresiva está presente en el 70% de los suicidios consumados.
La esquizofrenia es una enfermedad mental compleja en la que se produce un funcionamiento erróneo de los circuitos cerebrales con un desequilibrio entre los neurotransmisores. Consecuentemente quedan afectadas algunas de las funciones que rigen el pensamiento, las emociones y la conducta. Sobre la esquizofrenia, la psicóloga e investigadora post-doctoral, Bibiana Cabrera, recuerda que el hecho de tener antecedentes familiares aumenta el riesgo de padecer esquizofrenia pero que esto nunca es determinante. Existen factores ambientales como las complicaciones obstétricas, la edad paternal, los traumas infantiles, el consumo de cannabis y las condiciones urbanas que ejercen un gran peso en la aparición y curso evolutivo de la esquizofrenia. Asimismo, genes relacionados con una menor eficacia funcional de receptores, neurotransmisores y/o factores neuroprotectores son más frecuentes en pacientes con psicosis y explican, además, una parte de la variabilidad observada en el curso y evolución del episodio.
Bibiana Cabrera recuerda además que en nuestro país más de 400.000 personas padecen esquizofrenia y tanto los propios pacientes, como sus familiares y los profesionales que los atienden precisan tener a su disposición herramientas que les ayuden a enfrentarse de un modo adecuado a esta enfermedad, que no sólo lleva asociado el aspecto sanitario sino también el estigma y el rechazo social que debe ser erradicado de nuestro entorno.
“En las últimas dos décadas se han producido grandes avances en la aproximación a la enfermedad, que han contribuido de forma notable a su alivio sintomatológico, a un descenso del número de recaídas y a una disminución del número y del tiempo de las hospitalizaciones, pero aun carecemos de marcadores específicos que permitan establecer un diagnóstico preciso. Nuestro conocimiento actual y la aportación de los futuros estudios acerca de la etiología, la fisiopatología y la expresión clínica de la esquizofrenia, permitirán definir mejor los objetivos de tratamiento clínico y molecular, desarrollar enfoques para prevenir la progresión de la enfermedad y personalizar el tratamiento, que debe ser precoz y adecuado a las características y necesidades del paciente” declara.
Mara Parellada insiste en la necesidad de un diagnóstico temprano en el autismo. Ese diagnóstico debe ser completo, de déficits, de habilidades y etiológico. Otra prioridad es la identificación de subtipos de autismo con bases biológicas comunes para poder poner en marcha estudios de intervenciones terapéuticas ajustadas a cada subtipo según sus causas. Solo así se podrá realmente hacer una medicina de precisión. Parellada incide en la necesidad de encontrar marcadores biológicos que permitan entender cómo se va desarrollando el autismo a lo largo de la vida del niño.