La hipertensión pulmonar es una dolencia grave que se puede originar en una alteración primaria de los vasos pulmonares o sobrevenir como complicación de otras enfermedades pulmonares o del corazón izquierdo. A pesar de los avances recientes en el desarrollo de nuevos fármacos, hay mucho camino por recorrer para hasta alcanzar una solución óptima, ya que los pacientes afectados son relativamente jóvenes y la supervivencia actual en casos de nuevo diagnóstico solo ha alcanzado el 65% a los 3 años. Por tanto, existe la urgente necesidad de encontrar nuevos enfoques terapéuticos y herramientas de diagnóstico para detectar la enfermedad con mayor antelación, supervisar con precisión su progresión y tratarla con mayor eficiencia. Estos son los objetivos del Programa de Investigación en Hipertensión Pulmonar del CIBERES, que coordina el Dr. Joan Albert Barberà.
¿Cuál es la prevalencia de la hipertensión pulmonar?
-La hipertensión pulmonar como cambio hemodinámico, que produce un aumento de presión en el pulmón, es una situación fisiológica anormal que es bastante frecuente. Dos tipos de enfermedades con mucha prevalencia pueden ocasionar hipertensión pulmonar: en primer lugar, cualquier enfermedad que afecte al lado izquierdo del corazón y produzca insuficiencia cardiaca o daño en las válvulas cardíacas puede traer como consecuencia esta patología, y estas cardiopatías izquierdas son procesos bastante prevalentes sobre todo en edades avanzadas; y en segundo lugar, las enfermedades respiratorias crónicas, sobre todo la EPOC pero también la fibrosis pulmonar y otras enfermedades intersticiales pulmonares pueden a la larga ocasionar hipertensión pulmonar. Por tanto, la hipertensión pulmonar que aparece como consecuencia de estas patologías prevalentes es una complicación relativamente frecuente.
Dicho esto, hay otras formas de hipertensión pulmonar que pueden considerarse enfermedades raras, en las que se produce un aumento de presión en la circulación pulmonar por un proceso que ocurre propia y casi exclusivamente en las arterias pulmonares. Es lo que llamamos hipertensión arterial pulmonar.
-¿En qué formas de hipertensión pulmonar se centra el Programa de Investigación del CIBERES?
-Nos centramos fundamentalmente en tres tipos: la hipertensión arterial pulmonar, la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica –que también es una enfermedad rara que se da cuando ha ocurrido una embolia pulmonar y ésta no se resuelve produciendo una obstrucción permanente de las arterias pulmonares–, y también nos focalizamos en aquellas enfermedades respiratorias crónicas que acarrean como consecuencia hipertensión pulmonar.
-¿Qué objetivos concretos se quieren alcanzar con este programa?
-El objetivo último del programa es identificar marcadores de actividad de estas situaciones que producen hipertensión pulmonar, tanto en las formas raras como en las formas asociadas a enfermedad respiratoria. A partir de esa identificación de mediadores, se trata de ver si podemos identificar dianas terapéuticas, es decir, moléculas o vías de señalización que puedan ser modificables con un tratamiento con el objetivo último de curar o mejorar la enfermedad.
-¿Qué grupos participan en este Programa?
-En el Programa Corporativo de Investigación de Hipertensión Pulmonar participan 16 grupos de investigación del CIBERES, pertenecientes a siete institutos de investigación sanitaria, cuatro departamentos universitarios, cuatro hospitales universitarios y el centro nacional de investigaciones cardiovasculares. Hay una combinación bastante equilibrada de grupos de investigación clínica, de investigación básica, y algún grupo de investigación traslacional.
Las ventajas de esta confluencia de grupos es obvia: aglutinar y poner a trabajar conjuntamente a grupos con trayectorias distintas y con áreas de experiencia diferentes en una misma pregunta clínica o un mismo objetivo, destinado a mejorar la vida de los pacientes con hipertensión pulmonar. Lo que hace el CIBER es precisamente promover y facilitar esta interacción, que se elaboren y se preparen proyectos conjuntos, que se conozcan bien los equipos y las instalaciones que pueden estar en un grupo y que pueden utilizarse por otros grupos.
-¿Ha mejorado el diagnóstico de esta patología?
-Lamentablemente no. Sí que parece que hay más conciencia de que esta enfermedad existe y de que hay tratamientos que pueden mejorarla clínicamente, pero a día de hoy nos seguimos encontrando con que el diagnóstico se hace cuando el enfermo lleva dos años con síntomas. Y esto es exactamente lo mismo que ocurría en los años 80 cuando se efectuó un registro en los EE UU auspiciado por el NIH (National Institutes of Health). Esto puede tener varios motivos, posiblemente uno de ellos sea que la conciencia de la enfermedad está en ámbitos más de especialistas y, en cambio, en ámbitos de atención primaria quizá siga siendo una desconocida.
-¿El retraso en este diagnóstico es definitivo para la evolución de la enfermedad?
-Sí. Se sabe desde hace tiempo que cuanto más evolucionada está la enfermedad están más organizados los cambios en la estructura de las arterias pulmonares y ya está desarrollado el impacto sobre la función del ventrículo derecho. Esta es una situación avanzada que es más difícil de tratar y el pronóstico es mucho peor.
-¿Por dónde va la investigación de cara a la mejora del diagnóstico?
-Además de la investigación, los que somos responsables clínicos en esta materia tenemos que generar más conciencia sobre la enfermedad. Seguramente, deberíamos ir más a los ámbitos de atención primaria para que se tenga en consideración este diagnóstico. Por otra parte, la investigación debe tratar de identificar marcadores que puedan ser relativamente fáciles de distinguir, así como técnicas no invasivas que permitan contribuir a un diagnóstico más temprano.
-¿Trabajan en esta línea dentro del Programa del CIBERES?
-Sí, lo hacemos básicamente en dos aspectos. Por un lado, identificando posibles marcadores que pueda haber en la sangre, centrándonos sobre todo en aquéllos que reflejen la actividad de la célula endotelial, que en el fondo es el origen del daño vascular pulmonar. Por otro lado, estamos trabajando mucho con técnicas de imagen –resonancia, tomografía por emisión de positrones– para intentar sacar mayor información que nos pueda permitir identificar fases más iniciales de la enfermedad.
-¿En cuanto a nuevas terapias, qué líneas están abordando?
-Estamos trabajando bastante con el tipo de medicamentos que se están utilizando en la actualidad, que actúan sobre el desequilibrio de mediadores derivados del endotelio. Hay grupos que están trabajando con la vía del óxido nítrico, otros que trabajan con mediadores de la vía de la prostaciclina… Pero también hay investigaciones –en fase muy inicial– sobre moléculas que se emplean o se han empleado en el cáncer, utilizando estas moléculas como agentes antiproliferativos en pacientes con hipertensión pulmonar. Al fin y al cabo, la causa de que se produzca este aumento de resistencia en las arterias pulmonares es un proceso proliferativo en la pared de las arterias, y este proceso proliferativo guarda cierta similitud con los cánceres. Por eso se está trabajando con inhibidores de tirosin quinasa y con agentes que actúan sobre las vías de apoptosis de las células, intentando frenar estos fenómenos antiapoptóticos que pueden darse en esta situación.
-Colaboran con el Registro Español de Hipertensión Arterial Pulmonar (REHAP), con el Registro REHIPED y la Red de Investigación Cardiovascular, ¿qué fortalezas aporta esta colaboración al Programa?
-En cuanto al REHAP, una investigadora de nuestro grupo, la doctora Isabel Blanco, es coordinadora de este registro, junto con la doctora Pilar Escribano. Y la doctora Escribano y algunos de nuestros investigadores del CNIC pertenecen a la Red de Investigación Cardiovascular, con la que tenemos mucha interacción. De hecho, en el trabajo de hipertensión pulmonar, neumólogos y cardiólogos estamos trabajando conjuntamente con estos enfermos. Son dos especialidades distintas que convergen en esta patología. En cuanto al registro REHIPED, que coordina la doctora María Jesús del Cerro, ahora precisamente queremos incorporar los casos de este registro a nuestro biobanco de pacientes adultos.
La fortaleza de estas colaboraciones son varias. Por un lado aportan casuística, y por otro aportan metodología de investigación que ya se está llevando a cabo en otras unidades que convergen con la que nosotros llevamos.
-También colaboran con asociaciones de pacientes como la Fundación Contra la Hipertensión Pulmonar (FCHP), ¿cómo valora esta colaboración con las asociaciones de pacientes y otras entidades para la investigación en general?
-En España, en las enfermedades raras las asociaciones de pacientes son muy activas y juegan un papel fundamental a la hora de promover que se hable de la enfermedad y que sea más conocida. Aparte de esto, hay algunas asociaciones que están promoviendo que se realice investigación en este campo. En concreto, la Fundación Contra la Hipertensión Pulmonar (FCHP) ha llevado a cabo tareas de crowdfunding y está aportando fondos al Programa de Investigación.
-¿Qué es el proyecto EMPATHY?
-Así hemos llamado a nuestro proyecto estratégico de investigación. EMPATHY es el acrónimo de “NEw Markers and theraPeutics tArgets for the diagnosis and Treatment of pulmonary HYpertension”. El proyecto va dirigido, fundamentalmente, a identificar marcadores de actividad de la enfermedad y a identificar dianas terapéuticas. El proyecto EMPATHY tiene varios paquetes de trabajo de carácter básico, centrados en imagen, en biología molecular, en biomarcadores, como células progenitoras y microvesículas circulantes, y en nuevas dianas terapéuticas. Y paquetes de trabajo de carácter clínico o traslacional, centrados en la hipertensión arterial pulmonar, la hipertensión pulmonar asociada a las enfermedades respiratorias y la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica. Estos paquetes de trabajo interactúan entre sí mediante una estructura matricial, con el objetivo de identificar aquellos mecanismos que son comunes en las diferentes formas de hipertensión pulmonar, como es, por ejemplo, el daño endotelial. Y por otro lado, individualizar las distintas patologías, tratando de abordar aquellos procesos que son más específicos.
-¿Cómo están cambiando las expectativas para las personas que sufren hipertensión pulmonar?
-Que están cambiando las expectativas es obvio. Un paciente al cual se le diagnostica hipertensión pulmonar a día de hoy tiene unas expectativas de supervivencia y de calidad de vida mucho mejores que las que había hace sólo 10 o 15 años. Pero, lamentablemente, no hemos llegado a curar la enfermedad, ya que aproximadamente un 10% de nuestros pacientes fallece cada año. Hemos mejorado mucho, hemos doblado el tiempo de supervivencia desde el diagnóstico comparado con hace unos años, pero no hemos llegado a la curación. Sí es cierto que hay algunas circunstancias raras en que puede llegar a desaparecer o a normalizarse la presión pulmonar (HP asociada al VIH, a enfermedades autoinmunes…), pero estos son casos anecdóticos. A día de hoy no hemos llegado a curarla y este es el deseo de nuestro programa de investigación.