Un estudio multicéntrico internacional ha identificado una molécula que abre las puertas al tratamiento personalizado de la insuficiencia cardíaca (IC). Los resultados del trabajo, en el que participan científicos de EE UU, Alemania, del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), de la Clínica Universidad de Navarra y del CIBERCV se han publicado en el último número de la revista Nature Communications.
La IC se caracteriza por el fallo del corazón a la hora de suministrar al resto del organismo la cantidad de sangre necesaria para el funcionamiento de sus órganos. En España más del 3% de la población adulta presenta IC, pero esta cifra aumentará en los próximos años debido al envejecimiento de la población y al incremento de la prevalencia de las patologías del corazón.
“Constituye un auténtico reto para nuestra sociedad: es la primera causa de hospitalización de mayores de 65 años, da lugar al 3% de todos los ingresos hospitalarios y supone el 2,5% del coste global dedicado a sanidad”, explica Javier Díez, uno de los autores del trabajo y jefe de grupo en el CIBERCV, además de director del Programa de Enfermedades Cardiovasculares del CIMA y de Investigación e Innovación del departamento de Cardiología y Cirugía Cardíaca de la Clínica Universidad de Navarra.
El investigador señala que “ante este desafío es fundamental, por un lado, optimizar los recursos sanitarios existentes para disminuir la incidencia de nuevos casos y mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes con IC. Y, por otra parte, investigar los mecanismos que producen el fallo del corazón para desarrollar tratamientos más eficaces y seguros que los actualmente existentes”.
En el artículo los investigadores demuestran que el exceso de una molécula (la enzima lisil oxidasa-2) produce la fibrosis del músculo cardíaco, lo que impide su funcionamiento normal y propicia el desarrollo de la IC.
Además, los estudios experimentales confirman que la eliminación de este exceso repara la fibrosis y recupera la función del corazón, con lo que se previene su aparición y progresión.
“Estos resultados sugieren que la enzima lisil oxidasa-2 podría ser una diana para el tratamiento de esta enfermedad”, comenta Díez.
Pioneros en estudio de biomarcadores
Una vez descrita la actividad de la enzima, el siguiente paso será desarrollar tests que permitan diagnosticar de forma precisa a los pacientes con enfermedades cardíacas que presentan un exceso de esta molécula en su corazón. Estas pruebas se realizarán en el CIMA y la Clínica Universidad de Navarra, a través del grupo de investigación BIOMARCS, equipo pionero mundial en el trabajo con biomarcadores cardíacos para pacientes con IC.
Por otra parte, se desarrollarán fármacos que inhiban esta molécula para el tratamiento personalizado de cada paciente. Según Díez, “esta estrategia puede ser especialmente útil en un 50% de todos los casos de IC, que actualmente no disponen de un tratamiento eficaz. En estos enfermos la alteración de la función del corazón está muy relacionada con la fibrosis del músculo cardíaco, por lo que la inhibición de esta enzima se plantea como una alternativa terapéutica muy prometedora”.