El Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, ha llevado a cabo un estudio prospectivo desde el momento del nacimiento hasta los primeros cinco años de vida en el que se asocia el peso al nacer y la rapidez en el aumento de peso con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas en etapas posteriores de la vida, tales como obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, entre otras.
De este modo, las condiciones de la vida intrauterina como es una deficiencia en el crecimiento en el útero y el patrón de crecimiento en los primeros meses de vida, se revelan factores determinantes en el desarrollo posterior de enfermedades propias de adultos. Ello abre nuevas vías de intervención que apuntan a la teoría de programación fetal y al control del aumento de peso desequilibrado en la infancia como método de prevención de los factores de riesgo cardiometabólico en etapas posteriores de la vida.
Los resultados del estudio acaban de publicarse en la prestigiosa revista internacional Hypertension que destaca que éste es uno de los pocos estudios prospectivos realizados y le dedica un editorial en el que acentúa la importancia de su aportación sobre los orígenes de la infancia en el posterior desarrollo de enfermedades crónicas.
Metodología del estudio en niños sanos nacidos a término
El estudio, realizado en colaboración con el servicio de Pediatría del Hospital General Universitario de Valencia, ha evaluado a 139 sujetos sanos, 76 niños y 63 niñas, que nacieron a término después de un embarazo sin complicaciones. “El objetivo era analizar el impacto del peso al nacimiento y el aumento del peso después del parto sobre la presión arterial y el perfil metabólico de estos niños durante sus cinco primeros años de vida”, explica la investigadora del CIBEROBN, la Dra. Empar Lurbe.
Para ello, se dividieron en tres grupos según su tamaño al nacer: pequeño, apropiado y grande para su edad gestacional. Después de la evaluación inicial en el segundo día de vida, los bebés fueron seguidos a los 6 meses, 2 años y 5 años. En cada revisión se les midió la presión arterial y los parámetros antropométricos (peso, talla e índice de masa corporal). Al cumplir los cinco años, además de esas mediciones se les realizó un test metabólico, a partir de un análisis de sangre en el que se midieron los niveles de glucosa e insulina, ácido úrico y perfil lipídico.
Durante el estudio se observó que las diferencias de peso y altura en los tres grupos establecidos se mantenían a los 6 meses de vida. Sin embargo, a los 2 años, los pequeños ya habían igualado a los medianos y a los 5 años el 27% de los niños incluidos en este estudio eran obesos.
Los niños pequeños presentaron los valores más altos de insulina en ayunas, índice HOMA (índice que cuantifica la resistencia a la insulina) y lipoproteinas de alta densidad. Esto lleva a plantearse que los más pequeños al nacer que ganan más peso, tienen más riesgo de desarrollar alteraciones metabólicas. Sin embargo, éste no es el caso para los valores de presión arterial que si bien al nacer se relaciona positivamente con el peso, a partir de entonces y hasta los 5 años de edad, el impacto del peso al nacer fue mucho menor.
El estudio refuerza la idea de que la evolución en el peso en el periodo postnatal es crucial, ya que las alteraciones sutiles detectadas en el metabolismo de los niños a los 5 años pueden ser interpretadas como indicadores del futuro desarrollo de factores de riesgo cardiometabólico en la edad adulta.