Aunque la evidencia científica no es concluyente, el abuso de estas bebidas con alto contenido en cafeína podría resultar perjudicial para la salud por lo que los expertos recomiendan la moderación en el consumo, no combinarlas nunca con alcohol y que niños y grupos vulnerables se abstengan de tomarlas.
Según explica Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición de la Universidad Rovira i Virgili en Tarragona, estas bebidas, de difícil definición, contienen sustancias que aportan una cantidad importante de cafeína y que buscan elevar el estado de activación del sistema simpático, el encargado de aumentar la frecuencia cardiaca o el estado de atención.
Sin embargo, sus efectos positivos se podrían ver limitados por sus posibles efectos secundarios como el aumento de la frecuencia cardiaca, de la presión arterial o del gasto calórico (termogénesis), señala Salas-Salvadó, investigador del CIBEROBN.
Las bebidas energéticas están reguladas por la Comisión Europea como un producto alimentario que se estipula que no debe superar la cantidad de 32 mg de cafeína por 100 ml. Sin embargo, en la actualidad están surgiendo nuevos formatos que podrían alterar la percepción del consumidor en relación a la cantidad que se puede tomar o que pueden incitar a un mayor consumo.
Es el caso de las ‘energy drinks’ (‘shots’), de venta sólo en gasolineras, cuyos envases pequeños de 60 ml contienen una mayor concentración de cafeína que los envases habituales de 250 mg o también la venta de envases de 500 ml o incluso litro y medio de bebidas energéticas que ya se pueden adquirir en marcas blancas en grandes cadenas de supermercados.
Las bebidas energéticas más conocidas llevan gran cantidad de cafeína, unas 3 o 4 veces la cantidad presente en otras bebidas como las colas o el café. La concentración de cafeína en las bebidas energéticas está establecido, sin embargo, la cuestión está en el consumo diario de grandes cantidades de bebidas energéticas o una combinación de distintas bebidas que contienen cafeína, lo que eleva en gran medida el consumo medio de esta sustancia entre la población.
Salas-Salvadó incide en que desde la agencia catalana de sanidad se advirtió en un informe a finales del pasado año de que los grupos vulnerables (niños, adolescentes y embarazadas) no debían abusar de estas bebidas con cafeína. Sus recomendaciones de consumo, aunque no establecen una cantidad máxima, sí apuntan que los niños pequeños deben evitar el consumo de bebidas energéticas, cualquier bebida con cafeína y que los menores más mayores no deben tomar más de una bebida con cafeína al día.
EXCESOS DE CAFEÍNA Y ALCOHOL EN LOS MÁS JÓVENES
“Se ha producido un cambio en los patrones de consumo de los adolescentes, que toman bebidas energéticas, cafés y colas”, señala Salas-Salvadó. Se cree que el aumento de la presión arterial y las pulsaciones en personas susceptibles podría presentar riesgos. Además, se han registrado algunos casos de crisis psicóticas y muerte súbita asociados a la combinación de bebidas energéticas y abuso del alcohol, señala el investigador.
Según explica Salas-Salvadó, el elevado nivel de cafeína presente en las bebidas energéticas lleva a que su combinación con alcohol cree en los adolescentes y adultos una falsa sensación de sobriedad que les lleva a seguir consumiendo alcohol, un efecto buscado por quienes emplean estas bebidas.
“La combinación con alcohol debe evitarse por completo, ya que existen muertes descritas en la literatura científica y dado que estas bebidas se toman para poder consumir más alcohol, una sustancia dañina, se pueden ocasionar graves problemas para la salud”, concluye Salas-Salvadó.
El resto de contenidos que se incluyen en las bebidas energéticas como taurina, vitamina B o gluconorolactona, no se ha demostrado que tengan ningún efecto beneficioso o perjudicial en las dosis que se encuentran.
“Si estas bebidas están en el mercado es porque no tienen efectos perjudiciales, el problema está en las grandes cantidades de cafeína que aportan y que su abuso puede ser perjudicial para los grupos vulnerables. En el caso de personas con arritmias puede ser perjudicial dado que la cafeína es un estimulante de los receptores alfa, asociados al riesgo cardiaco”, señala Salas-Salvadó.
No se ha demostrado que estas bebidas con altos niveles de cafeína creen adicción, sin embargo, el científico señala que a largo plazo la cafeína podría tener un efecto adictivo de consumirse en grandes cantidades. “Hay personas que pueden llegar a consumir dos o tres litros de bebidas de cola con cafeína que además son ricas en azúcar y calorías vacías y que contribuyen a enfermedades como la diabetes o la obesidad”.